Fiestas de Zamarramala. Quema del pelele. Fotos: Luison
Ahora que, en España, estamos en plena época de fiestas, donde las tradiciones marcan su ritmo inexorable, (sea Semana Santa o Carnavales, varios posibles ejemplos, aunque hay otros muchos), se siguen celebrando en este país, algunas otras costumbres más o menos arraigadas, pero no tan extensamente conocidas, que podrían quedar en el olvido si no hacemos nada por evitarlo.
Es el caso de las fiestas que tienen lugar en Zamarramala, un pueblo pegado a Segovia. Allí las mujeres se hacen con el poder, un día al año. Que un grupo de estas paisanas sean nombradas 'alcaldesas', es, en mi opinión, sólo una pequeña anécdota frente a lo que de verdad constituye. Esta expresión popular arraigada desde hace siglos entre los lugareños se mantiene a duras penas gracias, en parte, a la dedicación y al 'compromiso' de sus paisanos.
Homenaje a Amparo Baró.(Nombrada 'Matahombres' durante las fiestas).
Desde mi punto de vista, la fiesta es mucho más que una 'nota curiosa',atribuída a la 'extrañeza y curiosidad' que conlleva que una mujer 'haga y deshaga', dejando al hombre en un segundo plano. Si nos remitimos a los ritos antiguos, un antropólogo diría que la tradición entronca con el matriarcado y el poder dominante de la mujer en épocas primigenias, y que unido al 'elemento subversivo e trastocador de lo pagano' (hay que tener en cuenta que se celebra en fechas cercanas al Carnaval), podrían ser constitutivos del 'acervo cultural' sujeto a esta celebración.
Sin desmerecer, en absoluto, hipótesis como ésta, más o menos defendidas y estudiadas por los expertos, siento que sigue siendo absolutamente necesaria que se perpetúe. Sea un mero producto popular sin mayores pretensiones, sea un fenómeno reivindicativo, Zamarramala y sus fiestas (como ocurre, afortunadamente en otras poblaciones con festejos más o menos parecidos), son patrimonio de todos nosotros, porque es cultura, y sin cultura no hay vida.
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